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Uno de los tipos de puertas de interior con más demanda actualmente son las puertas lacadas. Este tipo de puertas de interior se pueden clasificar de muchas formas: según su ubicación, su tipo de apertura, sus materiales de fabricación o su uso. En referencia a los materiales, a la hora de comprar puertas lacadas hay que diferenciar dos aspectos: la composición interna y la apariencia externa. Estructuralmente, una puerta puede ser hueca o maciza. Ahora bien, exteriormente, una puerta de interior puede tener diferentes acabados y uno de ellos es el lacado.

Fabricación y tipos de puertas lacadas

Una puerta lacada se destaca por haber recibido una capa de laca, ya sea por protección o bien por cuestiones estéticas de su acabado. El lacado consiste en una imprimación sobre el tablero de la puerta que posteriormente se lija. Una vez la puerta ya se ha lijado se procede a aplicar la laca, obteniendo así diferentes tipos de puertas lacadas según la cantidad de capas que se aplican a la puerta:

  1. Puertas prelacadas: se les ha aplicado una única capa de laca y su estructura suele ser un tablero de DM.
  2. Puertas lacadas de 2 capas: al igual que en el primer tipo, las puertas se fabrican en tableros de DM. Para su acabado, se aplica una cantidad de laca de entre 220 a 280 gramos por metro cuadrado. Este proceso se realiza dos veces.
  3. Puertas lacadas de 3 capas: en este caso, también sobre un tablero de DM, se han aplicado 330 a 390 gramos de laca tres veces.

Puertas lacadas blancas: ideales como elemento decorativo

Debido esta serie de tratamientos, las puertas de lacadas suelen ofrecer un aspecto muy atractivo para usar como elemento de decoración a conjunto con otros elementos del hogar. Sobre todo las puertas lacadas blancas dan una sensación de limpieza y amplitud al hogar.

Vida y mantenimiento de las puertas lacadas

Se estima que las puertas lacadas tienen una vida aproximadamente de unos 15 años. Su mantenimiento no reviste dificultad alguna: solamente habrá que tener en cuenta no utilizar productos abrasivos que puedan dañar el lacado. La limpieza de una puerta lacada requiere únicamente de un paño, agua y jabón neutro.

Uso de las puertas lacadas

Es cierto que el lacado de una puerta puede ser más proclive a sufrir algún tipo de desperfecto o arañazo por ser más frágiles que otros tipos de puertas, por este motivo no es recomendable su instalación en zonas donde puedan estar más expuestas a usos bruscos como habitaciones infantiles, por ejemplo. De todas maneras, si una puerta lacada ha sufrido algún desperfecto menor existe la posibilidad de repararlo gracias a unos rotuladores especiales para ello.

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